Textos de Sri Aurobindo
La triple transformación

    El descenso de la Paz, el descenso de la Fuerza o el Poder, el descenso de la Luz, el descenso de Ananda, estas cuatro cosas son las que transforman la naturaleza. Sri Aurobindo
   
   
    A medida que prosigue la evolución, la Naturaleza va intentando manifestar las partes ocultas de nuestro ser; nos lleva a dirigir la mirada cada vez más hacia nuestro interior, y empieza a mostrar en la superficie mensajes y formaciones de estos elementos ocultos más reconocibles. El alma en nosotros, el principio psíquico, ha empezado ya a tomar forma secretamente; ella crea y desarrolla una personalidad psíquica, un ser psíquico diferenciado para representarla. Este ser psíquico permanece todavía velado en la parte subliminal de nuestro ser, igual que la mente verdadera, el vital verdadero, o el ser físico verdadero o sutil en nuestro interior: pero, como ellos, actúa en la vida de superficie mediante las influencias y las indicaciones que él ha hecho llegar hasta la superficie; estas influencias e indicaciones vienen a sumarse al agregado de superficie que es producto del conglomerado de influencias y surgimientos del interior, la formación y superestructura visible que generalmente sentimos y consideramos que somos nosotros mismos. En esta superficie ignorante percibimos vagamente algo que podríamos llamar un alma y que es distinto a la mente, la vida y el cuerpo; no sólo la sentimos como nuestra idea mental o el vago instinto que tenemos de nosotros mismos, sino como una influencia sensible en nuestra vida, nuestro carácter y nuestra acción. La influencia de la psique se reconoce de forma habitual, aunque no únicamente, por una serie de signos generales y característicos: por un cierto sentido de la sensibilidad por todo lo que es verdadero, bueno y bello, refinado, puro y noble, por una respuesta a estas cosas, por una presión sobre la mente y la vida para que las acepten y las formulen en nuestros penamientos, en nuestro sentimientos, en nuestra conducta y en nuestro carácter. Del hombre que no tiene este elemento en él o que no responde en nada a sus incitaciones, decimos que no tiene alma. Pues es esta influencia la que podemos reconocer más fácilmente como la parte más sutil o incluso más divina en nosotros, y la más poderosa para que nos orientemos lentamente hacia algún objetivo de perfección en nuestra naturaleza.
   
   LA EVOLUCION ESPIRITUAL. pp.95,96
   Sri Aurobindo


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