Días de PrisiónLA FUNDACIÓN SRI AUROBINDO DE BARCELONA
ha editado un nuevo libro de Sri Aurobindo:
DÍAS DE PRISIÓN.
Esta edición ha sido posible gracias a la financiación de Prashant y, como siempre, gracias a las inestimables traducciones de José María Martín.
Días de Prisión es uno de los libros más importantes escritos por Sri Aurobindo. Bajo forma de relato, él mismo narra como transcurrió la vida en la prisión de Alipore durante el año que permaneció allí encerrado hasta el día del juicio en que fue absuelto y su inmediata decisión de partir a Pondicherry siguiendo un adesh divino (una orden divina). Sri Aurobindo iba entonces a involucrarse en otra revolución –una revolución espiritual– cuyo desafío no era ya solamente el destino de la India, sino el futuro de la tierra.
Cuando me aproximé a Él por primera vez, yo no estaba enteramente inmerso en el espíritu del bhakta, ni tampoco en el del jnani. Me acerqué a Él hace mucho tiempo, en Baroda, algunos años antes de que comenzase el Svadeshi, antes de que me hubiese introducido en la vida pública. En esta época, apenas tenía una fe viva en Él. Había en mí un agnóstico, unateo y un escéptico, y no estaba absolutamente seguro de que existiera un Dios en todo lo que existe. Yo no sentía Su presencia. Sin embargo algo me atraía hacia las verdades de los Vedas, de la Gita, de la religión hindú. Sentía que debía existir una verdad poderosa en alguna parte de este Yoga, y una verdad poderosa en esta religión basada en el vedanta. Así pues, cuandoabordé el Yoga y resolví practicarlo con el fin de comprobar si mi idea estaba en lo cierto, lo hice en este estado de ánimo y Le dirigí esta plegaria. «Si Tú existes, entonces conoces mi corazón. Tú sabes que yo no pido la mukti (liberación), no pido nada de lo que Te puedan pedir otros; pido solamente fuerza para elevar esta nación; pido solamente que se me conceda la gracia de vivir y de trabajar para este pueblo que amo, y ruego que se me permita consagrarle mi vida». Durante largo tiempo me esforcé por lograr larealización del Yoga y al menos en alguna medida la conseguí, pero no me quedé satisfecho en cuanto al plano en el que yo estaba más empeñado. Entonces, durante mi reclusión en la cárcel, en la soledad de mi celda imploré de nuevo al Señor. Dije: «Dame a conocer Tu adesh (mandato divino). No sé qué trabajo debo hacer ni cómo llevarlo a cabo. Hazme conocer Tu voluntad»2. Entonces, en la comunión del Yoga percibí dos mensajes.
El primero decía: «Te he dado una obra que cumplir, y es ayudar a que esta nación se eleve. Pronto llegará el momento en el que serás liberado, porque, esta vez, no es Mi voluntad que tú seas condenado, o que tengas quepasar el tiempo sufriendo por tu país, como tantos otros. Tú reclamabas un adesh; helo aquí: Ve a realizar mi obra; esto es lo que he oído para ti».
El segundo mensaje que recibí fue este: «Algo te ha sido mostrado en este año de reclusión, algo acerca de lo cual tenías tus dudas, y este algo es la verdad de la religión hindú. Es esta religión la que Yo he reavivado y que ahora ofrezco al mundo, y es ésta la que Yo he desarrollado y perfeccionado a través de los rishis, santos y avatares, y que ahora comienza a propagarse entre las naciones a fin de llevar a cabo mi obra. Estoy haciendo resurgir esta nación para que difunda mi palabra. Ésta es el sanatan dharma, laeterna religión de la que tú no tenías antes un conocimiento real, y que te he revelado ahora. El agnóstico y el escéptico en ti han recibido su respuesta, porque te he dado pruebas, dentro y fuera de ti, físicas y subjetivas, que te han convencido. Cuando te lances a la acción, habla a tu nación, recuérdalesiempre esta palabra: que si ella se yergue actualmente, es para el sanatan dharma, para el mundo y no para ella misma. Esta libertad que le doy es para el servicio del mundo
"Yo sabía, a lo largo de todo el proceso, lo que Dios significaba para mí, porque le oía una y otra vez, siempre atento a esta voz interior: «Te estoy guiando; así pues, no temas», me decía. «Conságrate al trabajo para el que te he traído a esta prisión y cuando salgas, ten presente esto: no tengas miedo jamás, ni dudes jamás. Acuérdate de que soy Yo quien está haciendo esto, no tú, ni ningún otro. Por lo tanto, cualesquiera que sean las nubes que puedan llegar, cualesquiera que sean los peligros y sufrimientos, cualesquiera dificultades, cualesquiera imposibilidades, no hay, de hecho, nada imposible ni difícil. Yo estoy presente en la nación y en su renacer, y Yo soy Vasudeva, Yo soy Narayana, y es Mi voluntad la que se ejecutará, no la de otros. Lo que Yo deseo hacer, ningún poder humano puede evitarlo».
Durante su encierro aprendió a conocer a fondo el alma de los indios y de la madre India y su particular misión en el mundo. A lo largo de su estancia en prisión, el contacto con los guardianes, indios o ingleses, prisioneros de todas clasessociales, intelectuales o delincuentes, jueces y abogados que iban cambiando durante todo el proceso, le iban enseñando como Dios estaba en todo. En prisión descubrió que el alma milenaria de los indios les permitía disfrutar del precioso legado de su libertad interior, donde el miedo no existía, incluso en medio de las dificultades más extremas, descubrió las risas y la atmósfera pacífica y risueña de personas que, condenadas a muerte, eran capaces de jugar, cantar y disfrutar de lecturas espirituales como el Gita, los Upanishads o los Puranas. Nos habla también largamente de las cualidades que debe tener el alma aria.
“Esta alegría espontánea, esta forma de sabiduría, son la marca del sattwa, y sólo ellos tienen la capacidad de iniciar el yoga, ya que no se dejan dominar por el sufrimiento y permanecen alegres y llenos de buen humor en todas las situaciones." "Pero el hindú, como tal, condenado a la soledad y sumergido en las circunstancias más penosas, se dirige irresistiblemente hacia Dios, arrastrado por la eterna atracción que le lleva hacia Él. Así fue para nosotros. ¿De dónde procedía esa ola que nos envolvía a todos? Nadie sabría decirlo. Algunos, que jamás habían invocado a Dios, se involucraron en una disciplina espiritual y, asentándose sobre ellos la gracia del Todo-Compasivo, se mantuvieron sumergidos en la beatitud. En tres o cuatro meses estos jóvenes realizaron lo que un yogui no logra tras largos años depráctica." "Las olas sáttwicas barrían el banco de los acusados y, salvo cuatro o cinco, todos nos sentíamos inundados de una gran alegría, una alegría tal que cualquiera que la haya saboreado no puede ya ni olvidarla ni compararla con ninguna. En verdad, la esperanza del país, la esperanza de su futuro, reposa sobre la plenitud de sus cualidades sáttwicas. La soltura con la que el espíritu de fraternidad y el amor de Dios se apoderan del corazón del hindú y se expresan en sus actos, y la habilidad con la cual alcanza él mismo el conocimiento de sí, no se encuentran en tal grado en ningún otro pueblo."
Él mismo sufrió una profunda transformación. Su educación en Inglaterra había hecho que predominara en él su parte racional, pero la estancia en la prisión le transformó y le hizo entender que su misión no era sólo política, la independencia de la India, que su misión era otra, trabajar para el cambio de la humanidad. Y que su encierro en prisión tenía como objeto que se hiciera consciente de este elevado destino.
Cuando fui arrestado y llevado a toda prisa al calabozo de Lal Bazar, mi fe se resintió momentáneamente, porque no podía entrar en el corazón de Sus intenciones. Desconcertado en mi corazón me dirigí a Él preguntándole: «¿Qué quiere decir todo esto? Creía que tenía una misión que cumplir para mi país y para mis compatriotas y que tendría Tu protección en tanto no se hubiese acabado esta tarea. ¿Por qué, entonces, estoy aquí y bajo tal acusación?» Pasó un día, y un segundo, y un tercero, cuando escuché de pronto una voz procedente del fondo de mi ser. «Espera y observa». Entonces me envolvió la calma y esperé. De Lal Bazar fui conducido a Alipore, y destinado en solitario, por un mes, a una celda, alejado de todo contacto humano. Aquí esperaba día y noche que la voz de Dios me hablara interiormente para saber qué iba a revelarme, y qué debería que hacer. En esta situación de aislamiento me llegó la primera lección y la primera realización. Entonces me acordé de que un mes, o quizá más, antes de mi arresto, recibí una llamada interior conminándome a que dejase de lado toda actividad, a retirarme en la soledad y a volvermehacia mi interior de manera que pudiera entrar en una comunión más íntima con Él. Por debilidad hice caso omiso de la llamada. Mi trabajo era para mí algo muy estimado, y en la soberbia de mi corazón, pensaba que si no me ocupaba de él, se resentiría o incluso encallaría, o zozobraría; por lo tanto no estaba dispuesto a abandonarlo. Entonces tuve la impresión de que Él me hablaba denuevo diciéndome: «No has tenido la fuerza para romper las ataduras que tenías; Yo las he roto por ti, porque no es mi voluntad, ni ha sido nunca mi intención, que permanezcas en esta vía. Tengo otro designio para ti, y es por esto por lo que te he traído aquí, para enseñarte lo que no has podido aprender por tí mismo y prepararte para mi obra. Después depositó la Gita en mis manos. Su fuerza me envolvió y fui capaz de practicar la sadhana de esta Escritura sagrada. No sólo pude comprenderla intelectualmente sino también realizar lo que Sri Krishna exigía de Arjuna y de quienes aspiran a participar en Su obra: ser libres de toda aversión y de todo deseo, consagrarle todas sus acciones sin esperar ninguna contrapartida, renunciar a la voluntad personal para llegar a ser un instrumento pasivo y fiel de Sus manos, tener un corazón ecuánime tanto en las cosas grandes como en las pequeñas, ante el amigo como ante el enemigo, en el éxito y en el fracaso, y evitar toda negligencia en su ejecución. Comprendí entonces lo que realmente significa la religión hindú. Se suele hablar con frecuencia de esta religión, del sanatana dharma (religión eterna), pero pocos conocen en verdad lo que representa. Las otras religiones son, en general, religiones fundamentadas en la fe y en los dogmas, pero el sanatana dharma es la vida misma; es algo que no tiene que ser tanto creído como vivido. Éste es el dharma que para la salvación de la humanidad fue conservado con amor desde tiempos inmemoriales en el aislamiento de esta península. Y si la India está renaciendo, es para ofrecer esta religión al mundo; no renace sólo para beneficiarse sólo ella, como hacen los otros países; o una vez devenida poderosa, para masacrar a los débiles, sino paraderramar sobre el mundo la luz eterna de la cual es depositaria. La India ha existido, desde siempre, para la humanidad, no para sí misma; es por la humanidad y no por ella misma, por lo que debe ser grande.".
Sri Aurobindo experimentó a Krishna en todos los seres y a partir de ese momento el proceso dio un vuelco, era Krishna mismo quien lo dirigía y cambiaba el curso de todos los acontecimientos que estuvieron marcados por su Presencia.
«Cuando seas arrojado a la prisión, tu corazón no debe desfallecer, ni debes implorarme ‘¿Dónde está Tu protección?’ Fíjate ahora en el juez, fíjate en el Procurador». Fijé mi mirada en el juez pero no era el juez al que veía; era Vasudeva, era Narayana a quien veía allí sentado en el banco del tribunal. Dirigí mi mirada hacia el Procurador, y no era el Procurador al que veía; era Sri Krishna quien estaba sentado allí, era mi Amante y Amigo sonriendo. «¿Temes ahora?» dijo Él. «Yo estoy en todos los hombres, e ignoro todas sus acciones y todos sus discursos. Mi protección está siempre contigo y no tienes nada que temer. Deja en Mis manos este caso dirigido contra ti. Su solución no es asunto tuyo. No es para que te procesen para lo que te he conducido aquí, sino para otra cosa. El proceso mismo no es más que un instrumento para que mi obra se haga realidad; nada más». "Él me hablaba de nuevo diciéndome: «No has tenido la fuerza para romper las ataduras que tenías; Yo las he roto por ti, porque no es mi voluntad, ni hasido nunca mi intención, que permanezcas en esta vía. Tengo otro designio para ti, y es por esto por lo que te he traído aquí, para enseñarte lo que no has podido aprender por tí mismo y prepararte para mi obra». Después depositó la Gita en mis manos. Su fuerza me envolvió y fui capaz de practicar la sadhana de esta Escritura sagrada. No sólo pude comprenderla intelectualmente sino también realizar lo que Sri Krishna exigía de Arjuna y de quienes aspiran a participar en Su obra: ser libres de toda aversión y de todo deseo, consagrarle todas sus acciones sin esperar ninguna contrapartida, renunciar a la voluntad personal para llegar a ser un instrumento pasivo y fiel de Sus manos, tener un corazón ecuánime tanto en las cosas grandes como en las pequeñas, ante el amigo como ante el enemigo, en el éxito y en el fracaso, y evitar toda negligencia en su ejecución. Comprendí entonces lo que realmente significa la religión hindú. Y si la India está renaciendo, es para ofrecer esta religión al mundo; no renace sólo para beneficiarse sólo ella,como hacen los otros países; o una vez devenida poderosa, para masacrar a los débiles, sino para derramar sobre el mundo la luz eterna de la cual es depositaria. La India ha existido, desde siempre, para la humanidad, no para sí misma; es por la humanidad y no por ella misma, por lo que debe ser grande.
Es religión hindú porque sólo el pueblo de la India es quien la ha mantenido viva, porque ha evolucionado en esta península aislada, limitada por el mar y los Himalayas, porque fue confiada a la raza aria que poblaba esta sagrada y antigua tierra, para preservarla a través de los siglos. Pero esta religión no está circunscrita a los confines de un solo país, no pertenece exclusivamente y para siempre a una región limitada del mundo. Lo que llamamos religión hindú es, en verdad, la religión eterna, porque es la religión universal que abarca a todas las demás. Si una religión no es universal, no puede ser eterna. Una religión estrecha, una religión sectaria, una religión exclusiva, no puede subsistir más que por un período limitado, y no puede servir más que para un propósito limitado. Ésta es la única religión que puede triunfar sobre el materialismo, integrando, e incluso anticipando, los descubrimientos de la ciencia y las especulaciones de la filosofía. Es la única que hace sentir al hombre la proximidad de Dios a él, y la que abarca dentro su perímetro todos los posibles medios susceptibles de conducirlo a Él. Es la única que insiste en cada momento en la verdad que reconocen todas las religiones: que Él está en todos los hombres y en todas las cosas y que en Él nos movemos y existimos. Es la única que nos capacita, no sólo para comprender y adherirnos a esta verdad, sino también para realizarla en todas las partes de nuestro ser. Es la única que revela al mundo lo que él es: la lila de Vasudeva. Es la única que nos muestra cómo jugar mejor nuestra partida en esta lila, cuáles son sus leyes más sutiles y sus normas más nobles. Es la única que no separa la vida, en el más mínimo detalle, de la religiónmisma; la única que sabe lo que es la inmortalidad y la que ha eliminado totalmente de nosotros la realidad de la muerte.
Éste es el mensaje que, puesto en mi boca, os transmito hoy. Lo que he intentado decir ha sidosacado de mi espíritu, y no tengo nada que decir aparte de lo que me ha sido dictado. No puedo transmitiros más que el mensaje que me ha sido dado. Este mensaje ha terminado ya.
Precio: 15,00 €